La caída del pelo es un fenómeno fisiológico que se debe considerar normal y no debe preocuparnos, ya que se renueva constantemente. Una persona sana puede llegar a perder entre 100 y 150 cabellos al día, aumentando hasta 400 durante el verano y el otoño. Aunque, eso sí, se convierte en un problema cuando el cabello va perdiendo densidad, volviéndose más fino y se nota una pérdida mucho mayor, apareciendo zonas donde comienza a clarear, es entonces cuando se puede considerar alopecia, lo que comúnmente conocemos como calvicie.
La alopecia es un problema que afecta principalmente a los hombres y, aunque con menor frecuencia, también a las mujeres. Sin embargo, las causas que la producen pueden no ser las mismas en ambos sexos. Cuando hablamos de tratar de combatir la alopecia, hay dos tipos: la alopecia cicatricial, en la que hay una destrucción del folículo piloso, en cuyo caso es irreversible y no hay tratamiento y la alopecia no cicatricial, para la cual existen tratamientos que ayudan a frenarla. Veamos pues los diferentes tipos de alopecia para los que existe tratamiento.
Alopecia androgénica o androgenética
Es la alopecia más común, el 95% de los casos de alopecia son de este tipo y la causa puede ser genética y hormonal.
Es más común en los hombres y cuando la causa es hormonal se debe a que los andrógenos u hormonas masculinas afectan a los folículos pilosos, que van disminuyendo de tamaño hasta atrofiar el bulbo y provocar la caída. Suele aparecer en la región frontal y parietal pasando más tarde a la zona de la coronilla.
En el caso de las mujeres también puede ser causada por factores genéticos y por factores hormonales, sobre todo tras la menopausia en la que se produce una disminución de los estrógenos. En las mujeres es poco habitual que aparezcan zonas de calvicie total, la pérdida del cabello es difusa.
Alopecia difusa
Este tipo de alopecia se produce generalmente de forma homogénea en todo el cuero cabelludo, el pelo va perdiendo densidad y volumen a causa de una reducción del tamaño del folículo piloso. Se produce tanto en hombres como en mujeres y las causas suelen ser el estrés, pérdidas de peso importantes y, en el caso de algunas mujeres, tras un parto.
Alopecia areata
La alopecia areata es la que se produce en zonas localizadas del cuero cabelludo, generalmente en forma de parche redondo. Afecta por igual a hombres, mujeres e incluso niños. La causa suele ser un trastorno autoinmune, aunque también puede desencadenarse por efectos del estrés, problemas de tiroides o anemia. También es un efecto producido por tratamientos con quimioterapia. Generalmente, al no existir una destrucción del folículo piloso, el pelo vuelve a crecer, aunque es frecuente, en personas que ya la han sufrido, tener alguna recaída.
Alopecia traumática
Este tipo de alopecia también se da en zonas localizadas y la pueden padecer tanto hombres como mujeres. Está causada por algún traumatismo físico. Someter el cabello a una tracción constante como llevar el pelo recogido con tirantez es una de las causas. Otra causa es la tricotilomanía, un trastorno que hace tirar y retorcer constantemente el pelo y que puede aparecer a cualquier edad.